Tras décadas de desarrollo, la era de los ordenadores cuánticos se cierne sobre nosotros, prometiendo transformar la sociedad pero también planteando nuevas y poderosas amenazas. La más apremiante es la capacidad de estas futuras máquinas para descifrar los sistemas de encriptación más robustos de la actualidad, como el RSA, que protege desde datos financieros y correos electrónicos privados hasta transacciones con tarjetas de crédito. Ante este escenario, la necesidad de asegurar nuestras comunicaciones es crítica, y es por ello que España lidera un proyecto pionero: QKD-GEO, el primer sistema geoestacionario de distribución de clave cuántica a nivel mundial. Este avance representa una carrera contra el tiempo para desarrollar una "criptografía cuántica segura" (quantum safe) que resista los ataques de los futuros ordenadores cuánticos, una iniciativa tan vital como el esfuerzo de las grandes empresas tecnológicas por adaptarse a nuevos paradigmas, como la
"Tenemos entre 10 y 15 años para desarrollar una tecnología robusta frente a la posible amenaza de los ordenadores cuánticos", señaló Antonio Abad, director técnico de Hispasat, durante la presentación de los avances de este proyecto. Liderado por un consorcio industrial que incluye a Thales Alenia Space e Hispasat, QKD-GEO busca garantizar la seguridad de las transacciones y las comunicaciones ante el ciberespionaje que facilitará la enorme potencia y rapidez de esta tecnología basada en la mecánica cuántica.
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QKD-GEO: Inviolabilidad cuántica desde 36.000 kilómetros de altura
QKD-GEO es un sistema de distribución de clave cuántica geoestacionario que aprovecha las leyes de la física cuántica para crear claves secretas inviolables. A diferencia de la criptografía clásica, la distribución de clave cuántica (QKD) utiliza fotones para enviar claves entre dos puntos. La clave es inviolable porque, si alguien ajeno al sistema intenta interceptarla, su estado cuántico se altera, lo que permite detectar al intruso y destruye la clave automáticamente. De esta forma, cualquier intento de espionaje queda al descubierto de inmediato.
Con un presupuesto de 103,5 millones de euros —financiado por Fondos Europeos de Recuperación a través del PERTE Aeroespacial—, el proyecto es mayoritariamente español, con un 67% de sus desarrollos realizados por compañías como Arquimea, GMV, Indra, y centros de investigación. Hispasat se encarga del diseño de la misión satelital y de definir el plan de negocio, colaborando con entidades como Telefónica y bancos como BBVA y Banco Santander, que están "muy interesados" en las transacciones seguras. Este sistema, que será integrado en un satélite a 36.000 kilómetros de altitud en órbita geoestacionaria y cuyo lanzamiento se estima para 2028, superará las limitaciones de las redes de fibra terrestre, permitiendo comunicaciones seguras a nivel continental. España busca así establecer un "servicio" de comunicaciones cuánticas, no solo un experimento.
Antes del despliegue satelital, se realizará un test crucial en 2026 entre Tenerife y La Palma, donde se simulará un enlace atmosférico de 140 kilómetros para probar la tecnología. Mientras China ha sido pionera con el satélite Micius en 2016, los sistemas existentes son de órbita baja (LEO). QKD-GEO, al ser geoestacionario, presenta un reto mayor por la energía requerida para el enlace a 36.000 kilómetros, pero también la ventaja de una cobertura mucho más amplia y constante. Este ambicioso proyecto subraya la importancia de la soberanía tecnológica y posiciona a España a la vanguardia de la ciberseguridad cuántica global, un campo en constante evolución, al igual que los desafíos que enfrenta la