El Megacentro de Datos de OpenAI en la Patagonia Desata Alarmas sobre la Seguridad de los Datos Argentinos


La euforia inicial por la anunciada mega inversión de OpenAI, el gigante detrás de ChatGPT, y Sur Energy en un centro de datos de inteligencia artificial en la Patagonia argentina, con una cifra estimada de hasta 25.000 millones de dólares, debe ser matizada por una dosis de crítica y escepticismo. A pesar de ser presentado como "el proyecto de infraestructura más grande de la historia Argentina" y una apuesta por convertir al país en el mayor hub de IA de la región, esta iniciativa, impulsada por "afinidades geopolíticas" con EE. UU., plantea serias e ineludibles interrogantes sobre la seguridad de los datos argentinos y la verdadera soberanía tecnológica nacional.

Lo que OpenAI define como "poner la inteligencia artificial en manos de la gente de toda la Argentina" bien podría traducirse, en un análisis más profundo, en poner los datos de Argentina en manos de un gigante tecnológico extranjero, con todas las implicaciones que ello conlleva para la privacidad, la ciberseguridad y la autonomía del país en la era de la IA.


La Peligrosa Geopolítica de los Datos y la "IA Soberana" geopolítica 🌐

La elección de Argentina por parte de OpenAI, lejos de ser puramente tecnológica, es abiertamente "una apuesta [...] sobre todo geopolítica", según reconocen fuentes internas citadas por Infobae. Se habla de una "muy buena relación del país con EEUU" y una "afinidad" con la administración Trump, lo que ya de por sí genera suspicacias sobre los verdaderos intereses detrás de un proyecto de tal magnitud.

Cuando el CEO de OpenAI, Sam Altman, afirma que "se trata de poner la inteligencia artificial en manos de la gente de toda la Argentina", o cuando hablan de ayudar a desarrollar la "IA soberana" para cada país, la realidad tecnológica y geopolítica exige una lectura crítica:

  1. ¿Quién es el verdadero dueño de los datos? Un megacentro de datos operado por una empresa extranjera (aunque con socios locales) y diseñado para ser el "offtaker, o comprador de toda la potencia computacional que la instalación genere" para OpenAI, significa que el acceso y el procesamiento primario de los datos (ya sean públicos o privados) argentinos pasarán a través de sistemas controlados por intereses foráneos. ¿Qué garantías reales hay de que esta información no pueda ser accedida, utilizada o incluso comprometida bajo legislaciones o presiones externas?

  2. La Ilusión de la "IA Soberana": La noción de "IA soberana" se desvanece si la infraestructura crítica reside en manos de una entidad extranjera. La verdadera soberanía no es solo tener la tecnología, sino controlarla en su totalidad: desde el hardware, el software subyacente hasta la gobernanza de los datos. Si la infraestructura depende de proveedores globales (como Nvidia para las GPUs, Microsoft o Oracle como socios tecnológicos de Stargate), la autonomía se reduce a la capacidad de "alquilar" potencia computacional. Incluso si España invierte 24 millones de euros en una Fábrica de IA para salud y biotecnología, su objetivo de soberanía tecnológica se basa en el desarrollo de capacidades y control local, no en la entrega a terceros.

  3. Riesgo de Ciberseguridad Nacional: Un centro de datos de 500 megavatios, el "corazón del proceso de IA" de la región, se convierte automáticamente en un objetivo de alto valor para ciberataques de estados-nación, grupos terroristas o actores maliciosos. La seguridad de la información crítica (gubernamental, empresarial, personal) que transite o sea procesada aquí estará en manos de la robustez de los sistemas de seguridad de OpenAI y sus socios, no necesariamente bajo el control directo de las autoridades argentinas. La vulnerabilidad de la IA no es un mito; Anthropic ya ha alertado que solo 250 documentos pueden "envenenar" cualquier modelo de lenguaje, una fragilidad que en un datacenter de esta escala podría tener consecuencias catastróficas.

Un Proyecto con Detalles Opacos y Posibles Debilidades 🕵️‍♂️

El proyecto Stargate Argentina, aunque "el más grande de la estrategia global Stargate de OpenAI", se anuncia con una preocupante falta de transparencia en ciertos aspectos cruciales:

  • Identidad del Socio Cloud Developer: Sur Energy, junto a un "socio que es proveedor de desarrollos en la nube –cuyo nombre aún no trascendió–", será clave en el financiamiento. La identidad de este "desarrollador global de soluciones en la nube" es vital, dado que estas empresas suelen tener jurisdicciones y políticas de datos que pueden chocar con los intereses nacionales. ¿Se trata de un gigante como Amazon, Google o Microsoft, todos ellos competidores y/o socios de OpenAI? La opacidad aquí es un punto ciego de seguridad.

  • El RIGI y los Incentivos: El proyecto se inscribirá en el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI). Si bien esto busca atraer capital, es imperativo analizar si los incentivos no terminan por subordinar los intereses nacionales de protección de datos a los beneficios económicos de una corporación extranjera. ¿Cuál será el costo real a largo plazo para la autonomía digital de Argentina?

  • La Energía Nuclear en el Futuro: El plan contempla la posibilidad de incorporar energía nuclear para sostener la demanda del centro de datos, una idea impulsada por Demian Reidel. Si bien esto podría asegurar una fuente de energía constante, la gestión de una infraestructura nuclear ligada a un centro de datos de IA extranjero, en un contexto geopolítico volátil, añade otra capa de complejidad y riesgo a la ya delicada situación.


TE PUEDE INTERESAR: ⚡ España al Límite: Variaciones de Tensión y el Fantasma del Apagón Masivo en su Infraestructura Eléctrica


Aunque el potencial de "crear puestos de trabajo de calidad" y "atraer inversiones internacionales" es innegable, Argentina debe ponderar cuidadosamente si el precio de esta "oportunidad histórica" no es una cesión peligrosa de su soberanía digital. La IA es el futuro, pero la seguridad de los datos y la autonomía tecnológica deben ser pilares no negociables. Un hub de IA en la Patagonia debe ser un motor de desarrollo argentino, no una terminal para la extracción de su activo más valioso: su información.