La NASA, la agencia espacial que nos llevó a la Luna, ahora está revolucionando la forma en que los atletas combaten el calor extremo. Se trata del tejido Outlast, una innovadora tecnología diseñada originalmente para los desafiantes trajes espaciales. Hoy, esta "piel inteligente" es el arma secreta de los ciclistas profesionales, ayudándoles a regular su temperatura corporal de forma precisa y adaptativa en tiempo real.
Este avance, nacido de la necesidad de supervivencia en el espacio, demuestra cómo las soluciones más extremas encuentran aplicaciones inesperadas en nuestra vida diaria, llevando el confort y el rendimiento a un nuevo nivel.
El Desafío Espacial: Proteger a los Astronautas del Extremo
En la década de 1980, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio se enfrentó a un problema que parecía sacado de la ciencia ficción: ¿cómo proteger a los astronautas de las fluctuaciones extremas de temperatura en el vacío del espacio? Un lado de su traje podía abrasarse bajo el calor implacable del sol, mientras el otro se congelaba en la sombra más profunda, una dicotomía que exigía una solución revolucionaria.
Cyclists are almost done racing the Tour de France, and NASA tech could help them cross the finish line! 🚲
— NASA Technology (@NASA_Technology) July 25, 2025
Find out how a temperature-controlling material originally developed for spacesuit gloves has transformed into active wear that helps in the race's extreme conditions:… pic.twitter.com/wZ4JpZ6g3f
Para abordar esta paradoja térmica, los investigadores de la NASA desarrollaron los materiales con cambio de fase (PCM). Estas sustancias actúan como verdaderas "baterías térmicas": tienen la capacidad única de absorber y almacenar calor cuando el ambiente se calienta, y luego liberarlo cuando la temperatura desciende, cambiando de estado (sólido a líquido y viceversa) sin alterar drásticamente su propia temperatura.
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De la Teoría a la Piel: Nace el Tejido Outlast
A pesar de su prometedor desarrollo, la tecnología PCM nunca llegó a aplicarse directamente en las misiones espaciales. Sin embargo, el conocimiento y las patentes generadas sentaron las bases para la creación de un tejido inteligente que, años más tarde, sería comercializado bajo el nombre de Outlast.
La genialidad de este material reside en sus microcápsulas: diminutos contenedores que encapsulan los compuestos PCM. Estas microcápsulas son tan pequeñas que pueden integrarse en las fibras textiles sin alterar ni la apariencia, ni la comodidad, ni la transpirabilidad del tejido. El resultado es una prenda que no solo "respira", sino que piensa por sí misma, gestionando activamente el calor para mantener al usuario en su zona de confort térmico ideal.
Del Espacio a las Carreteras: Outlast Conquista el Ciclismo Profesional
Lo que comenzó como una solución para el entorno más hostil imaginable, ahora se ha convertido en una ventaja competitiva en el ciclismo profesional. Los ciclistas que utilizan ropa con tecnología Outlast experimentan una regulación de la temperatura corporal sin precedentes. El tejido absorbe el exceso de calor cuando el atleta se esfuerza (evitando el sobrecalentamiento y la sudoración excesiva) y lo libera de nuevo cuando la temperatura ambiente o corporal baja (previniendo el enfriamiento).
Esta capacidad de adaptación en tiempo real es crucial para el rendimiento atlético. Reduce la fatiga causada por la disipación de calor, mejora la comodidad y permite a los profesionales concentrarse plenamente en la carrera, sin distraerse por las molestias térmicas. La tecnología Outlast es un testimonio del ingenio humano y de cómo la inversión en exploración espacial puede generar beneficios tangibles en la Tierra, optimizando desde la indumentaria diaria hasta el equipamiento de élite.