¿Apocalipsis en 2029? La NASA alerta sobre el 'Dios del Caos' y otros asteroides que acechan la Tierra


 La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) ha generado una ola de preocupación mundial al alertar sobre la inminente aproximación de un asteroide del tamaño de la Torre de Pisa a nuestro planeta. Este evento, calificado como un "cuasi accidente" por los astrónomos, es solo la punta del iceberg de una serie de objetos celestes que orbitan peligrosamente cerca de la Tierra, incluido uno apodado el "Dios del Caos" con una cita preocupante en 2029.

Mientras la humanidad mira al cielo, los científicos advierten sobre los desafíos ocultos en la detección de estas "balas cósmicas" y las complejidades inesperadas de la defensa planetaria.


Julio 2025: Los 'visitantes' que rozan nuestro planeta

El lunes 28 de julio, la Tierra experimentará un cercano encuentro con un objeto rocoso y metálico conocido como 2025 OW. Este asteroide, de un tamaño comparable a la icónica Torre de Pisa, se espera que pase a unos 632.000 kilómetros de nuestro planeta, una distancia que, en términos cósmicos, es considerada una "aproximación cercana". El equipo del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, el "cerebro" detrás del monitoreo de rocas espaciales, está siguiendo de cerca este y otros cuatro asteroides más que se acercarán a la Tierra en los próximos siete días.

Aunque la NASA ha enfatizado que la presencia de estos asteroides no representa un riesgo de impacto directo, sí señalaron que sus respectivos tamaños podrían causar daños estructurales menores si, por alguna improbable desviación, ingresaran a la atmósfera sobre un área densamente poblada. El asteroide 2025 OW, en particular, se mueve a unos 75.639 kilómetros por hora, una velocidad considerada normal para objetos cercanos a la Tierra.


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El 'Dios del Caos' y la sombra de 2029: Una amenaza latente

Más allá de los acercamientos actuales, la mayor preocupación de los científicos recae en el asteroide 99942 Apophis, tristemente apodado el "Dios del Caos". Con una imponente altura de 333 metros (el equivalente a un edificio de más de 100 pisos), este coloso podría causar un daño "muy significativo" si colisionara con la Tierra. Apophis viaja a una vertiginosa velocidad de 107.800 kilómetros por hora, lo que lo hace "extremadamente rápido". Lo más alarmante es que, el 13 de abril de 2029, se espera que pase a tan solo 32.000 kilómetros de nuestro planeta, una distancia diminuta en la escala astronómica, poniéndolo más cerca que algunos satélites geoestacionarios.

La amenaza se agrava por un "punto ciego" cósmico: los científicos han expresado su preocupación porque asteroides grandes y potencialmente peligrosos son muy difíciles de detectar cuando viajan en una región del espacio cercana a Venus. El resplandor del Sol los oculta a nuestros telescopios terrestres, creando un área donde no podemos ver si uno de ellos se dirige hacia nosotros. Esta incapacidad de detección es una de las principales vulnerabilidades en la defensa planetaria actual.


DART: La misión que salió "demasiado bien" (y reveló verdades incómodas)

La preocupación de la NASA no se limita solo a la detección; también se extiende a la efectividad de las misiones de defensa. La misión DART (Doble Asteroid Redirection Test), un experimento pionero para desviar la órbita de un asteroide, ha revelado verdades incómodas. La nave DART se estrelló deliberadamente a más de 24.000 kilómetros por hora contra el asteroide Dimorphos, de unos 160 metros de diámetro, a 11 millones de kilómetros de la Tierra. La meta fue conseguida: el cuerpo celeste cambió su curso.

Sin embargo, el desenlace fue “más complicado” de lo imaginado. “El impulso adicional sugiere que hubo factores dinámicos desconocidos durante el impacto”, explicó Tony Farnham, astrónomo de la Universidad de Maryland y autor principal de un estudio sobre el evento. “Esto cambia las reglas del juego. Si algún día necesitamos desviar un asteroide que amenaza a la Tierra, no podemos permitirnos pasar por alto estas variables”, argumentó. Este "éxito" con efectos inesperados subraya la complejidad de la defensa planetaria y la necesidad de una comprensión aún más profunda de la mecánica celeste.

Mientras asteroides como 2025 OW rozan nuestro espacio y el "Dios del Caos" se prepara para su acercamiento en 2029, la NASA y la comunidad científica continúan una carrera contra el tiempo, buscando formas más efectivas de detectar, monitorear y, si es necesario, desviar estas amenazas cósmicas. La tranquilidad es relativa; la vigilancia es constante.




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