.png)
Cuando una persona se aproxima al umbral entre la vida y la muerte, el cuerpo y la mente experimentan una cascada de eventos extraordinarios. Lejos de un simple "apagón", el cese de la actividad cardíaca y la escasez de oxígeno en el cerebro desencadenan las fascinantes Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM). Estas vivencias, caracterizadas por imágenes intensas, emociones profundas y una sensación de trascendencia, han cautivado tanto a la ciencia como a quienes las han vivido.
NEPTUNE: El modelo que desentraña el cerebro en estado crítico
Un equipo liderado por la neurocientífica Charlotte Martial en la Universidad de Lieja ha propuesto un modelo integral, denominado NEPTUNE, para explicar lo que sucede en el cerebro durante estos momentos críticos. Basado en un estudio publicado en Nature Reviews Neurology, el modelo consolida décadas de investigaciones en neurobiología, psicología y farmacología, ofreciendo una comprensión más coherente de los mecanismos que se activan cuando el organismo entra en estado crítico, como después de un paro cardíaco.
Según los hallazgos, cuando el flujo sanguíneo disminuye y el oxígeno escasea, el cerebro inicia una fase de hiperactividad intensa, aunque breve. Esta situación genera un desequilibrio metabólico que provoca una liberación masiva de neurotransmisores. Sustancias como serotonina, dopamina, glutamato, noradrenalina, GABA, acetilcolina y endorfinas inundan el cerebro, activando circuitos que producen una amplia variedad de sensaciones. Este proceso es fundamental para entender por qué personas en estado crítico describen visiones de túneles de luz, encuentros con seres fallecidos o una sensación de absoluta paz y claridad.
TE PUEDE INTERESAR: ¡Vista Espectacular! Un cosmonauta ruso captura las costas de Venezuela desde el espacio en el Día Marítimo Mundial
La química de la trascendencia: Neurotransmisores y supervivencia
El modelo NEPTUNE profundiza en el papel específico de cada neurotransmisor:
La serotonina, que aumenta en situaciones de hipoxia severa, puede interactuar con receptores para provocar visiones comparables a las asociadas a sustancias psicodélicas (psilocibina, DMT), explicando los famosos túneles de luz, paisajes extraordinarios o encuentros con entidades.
Las endorfinas y el GABA contribuyen a generar sensaciones de calma, reducción del dolor y minimización del miedo.
La dopamina intensifica el sentido emocional del episodio y aporta una percepción de realidad innegable.
La acetilcolina y la noradrenalina intervienen en la formación de recuerdos, permitiendo a quienes experimentan una ECM recordar cada escena con un detalle inusual, incluso si permanecieron clínicamente inconscientes.
El equipo de Charlotte Martial sugiere que esta respuesta cerebral no es aleatoria, sino que podría tratarse de una estrategia evolutiva de supervivencia, similar a la tanatosis (hacerse el muerto) en el reino animal. En situaciones extremas, cuando la huida o la lucha no son viables, el cerebro activa un estado disociativo que desconecta al individuo del sufrimiento físico, pero mantiene cierta conciencia interna, permitiendo soportar condiciones límite y, en algunos casos, sobrevivir si la situación médica se revierte.
TE PUEDE INTERESAR: ¡Tensión en la Boda! Selena Gomez, "desesperada" por temor a que Taylor Swift le "robe el protagonismo" en su matrimonio con Benny Blanco
Un espectro de experiencias: Más allá de la paz y el amor
El modelo NEPTUNE también reconoce que no todas las ECM son positivas. Aunque la mayoría de los testimonios recogen experiencias de paz y amor, existen episodios marcados por angustia, miedo e imágenes oscuras. El estado emocional previo, las creencias personales y las condiciones fisiológicas de cada paciente influyen en la calidad de la experiencia. Los científicos reconocen la necesidad de estudios más profundos sobre los casos negativos.
El enfoque científico del equipo de Lieja no busca descartar los relatos subjetivos, sino analizarlos desde una perspectiva biológica. La investigación no propone una división entre cuerpo y alma, ni la existencia de un más allá físico. Por el contrario, intenta demostrar cómo el cerebro humano, ante el colapso, fabrica experiencias trascendentes, organizadas y sensoriales que muchos describen como más reales que la propia vida.
El interés por comprender las ECM trasciende el campo científico, influyendo en el debate sobre el límite entre la vida y la muerte. El modelo NEPTUNE proporciona una base coherente para explorar la conciencia humana en estados extremos y plantea nuevos interrogantes sobre la naturaleza de la mente en sus límites más absolutos, un misterio tan profundo como el que se intenta desvelar en el espacio con el
