Ahora que la inteligencia artificial se está transformando de una promesa a una parte fundamental de la infraestructura tecnológica, fabricantes como Qualcomm están ajustando el rumbo de sus desarrollos. En una entrevista con Ricardo Anaya, Product Manager de la compañía, se explicó que el enfoque ya no se limita al rendimiento puro. Ahora, la prioridad es lograr un equilibrio entre la capacidad de cómputo, la eficiencia energética y el procesamiento distribuido.
Según Anaya, el diseño de la nueva generación de chips está guiado por tres pilares: la eficiencia energética, las capacidades de inteligencia artificial y la conectividad avanzada. Estos ejes son la base para que la IA funcione de manera óptima directamente en nuestros dispositivos.
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De la nube al dispositivo: el poder de los procesadores neuronales (NPUs)
La IA local y eficiente es el nuevo corazón de los dispositivos. La incorporación de procesadores neuronales (NPUs) en chips móviles y de cómputo permite ejecutar modelos de lenguaje a gran escala (LLM) directamente en el dispositivo, sin la necesidad de depender constantemente de la nube. Anaya detalló que su NPU para laptops permite correr estos modelos de entre 7 y 10 mil millones de parámetros de forma local, un avance que democratiza el acceso a la IA. A esta evolución se suma el avance hacia una inteligencia artificial basada en agentes, donde distintos modelos operan de forma especializada.
Más allá del 5G: la IA redefine la conectividad
En el ámbito de la conectividad, Qualcomm ya trabaja en desarrollos más allá de la tecnología 5G. Las últimas generaciones de sus módems incluyen coprocesadores de inteligencia artificial para optimizar el uso del espectro. Anaya lo describe como un “círculo virtuoso”: “La red alimenta a la IA, y la IA mejora la red”. Este enfoque se extiende a una estrategia de diversificación clave para la empresa, que hoy lleva sus chips a sectores como el automotriz, la computación personal, la realidad aumentada y los sistemas de monitoreo agrícola.
En conclusión, la empresa se enfoca en construir un ecosistema más flexible que facilite trasladar modelos de IA entre distintas plataformas. La inteligencia artificial está lista para convertirse en la nueva interfaz de usuario, lo que implica una reorganización completa de la forma en que interactuamos con nuestros dispositivos y el mundo.