Transmutación Nuclear: China Convierte Torio en Uranio para Energía Infinita, Reviviendo una Tecnología Abandonada


China logra la transmutación de torio a uranio en su reactor de sal fundida (TMSR-LF1), prometiendo energía nuclear infinita y segura.

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China ha dado un paso decisivo en la carrera por conseguir energía virtualmente infinita, segura y limpia. El Instituto de Física Aplicada de Shanghái (SINAP) anunció el éxito de las pruebas iniciales de su reactor experimental de sales fundidas y torio (TMSR-LF1), ubicado en Wuwei, en el desierto de Gobi. El logro es la conversión exitosa de torio-232 en uranio-233, confirmando que el ciclo del torio funciona como una fuente sostenible de combustible nuclear, un hecho respaldado por reportes especializados sobre el programa chino.

El profesor Yan Rui del SINAP destacó el impacto estratégico de este desarrollo, afirmando que "se espera que los reactores a pequeña escala desempeñen un papel clave en la futura transición a la energía limpia".

El Descarte de Occidente y la Estrategia China

La historia de este éxito comienza con una decisión de la Guerra Fría. En la década de 1960, el Laboratorio Nacional de Oak Ridge en Estados Unidos operó con éxito un reactor de sal fundida durante cinco años. Sin embargo, el proyecto fue cancelado, ya que la política militar priorizó los reactores que producían plutonio. El ciclo del torio fue desechado por Occidente.

China, con una necesidad acuciante de independencia energética y enfrentada a la severa contaminación por combustibles fósiles, decidió invertir miles de millones desde 2011 para desarrollar la tecnología que EE. UU. dejó de lado. Este tipo de apuestas estratégicas, donde las naciones apuestan por tecnologías que redefinen su futuro, a menudo se asemejan a las grandes batallas por el dominio tecnológico y regulatorio, como se ha visto en el análisis de los requisitos técnicos de la IA, donde la NPU de 40 TOPS y la Batalla del Hardware IA: ¿Tu PC Morirá en 2026? está forzando una obsolescencia.

La ‘Piedra Filosofal’ y la Eficiencia Nuclear

La transmutación lograda es física pura: el torio-232, un metal abundante y "fértil" que no puede iniciar una reacción por sí mismo, es bombardeado con neutrones. Al absorber estas partículas, se transmuta en uranio-233, que sí es fisible y puede sostener la reacción.

El diseño del reactor es clave. En lugar de barras de combustible sólido, el reactor chino disuelve el torio en una sal de fluoruro líquida. Este combustible líquido fluye a través del núcleo, permitiendo que la fisión se produzca de forma continua. Esta configuración única permite que el combustible se queme de forma más completa, aprovechando más del 99% de su potencial energético, una eficiencia inalcanzable para los reactores convencionales, según datos publicados por la Organización Mundial de la Energía.


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Seguridad Intrínseca y Reducción de Residuos

Una ventaja fundamental es la seguridad pasiva. Los reactores de agua presurizada operan a altas presiones, lo que introduce el riesgo de fallos de contención (como Chernóbil). El reactor de sal fundida, en cambio, opera a presión atmosférica, eliminando el riesgo de explosión por sobrepresión.

Su sistema de seguridad es inherente al diseño: en la base del reactor existe un 'tapón de congelación' (freeze plug) mantenido sólido por un ventilador. Si el reactor se sobrecalienta o pierde potencia, el ventilador se apaga, el tapón se derrite y el combustible líquido se drena por gravedad a tanques de contención subterráneos. Allí, la reacción se detiene automáticamente, solidificándose el combustible y atrapando los productos radiactivos sin intervención humana.

Además, los residuos se reducen drásticamente. Los reactores de torio producen hasta 1.000 veces menos residuos de larga duración que los de uranio. La vida media de la mayoría de los subproductos es de unos 300 años, en contraste con las decenas de miles de años de los residuos convencionales, transformando un problema geológico eterno en uno manejable.

Este reactor experimental de 2 megavatios es solo el comienzo. China ya tiene planes de construir un reactor de demostración de 373 megavatios para 2030, con el objetivo de iniciar un despliegue comercial. El éxito del TMSR-LF1 es el resultado de una visión estratégica a largo plazo que promete no solo la independencia de los mercados internacionales de combustibles, sino también la posibilidad de ofrecer al mundo una solución viable para la descarbonización masiva.

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